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martes, 8 de abril de 2008

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Tomado de www.lasergol.com, Lorena Arraiz


¡¡Ni Violentos, Ni Michosos¡¡
(Lorena Arráiz - OPINIÓN) Este domingo --6 de abril--, el diario El Nacional publicó una página completa sobre la afición negriamarilla. A primera vista me emocioné, pero cuando comencé a leer la nota en cuestión sentí molestia por la manera como se desarrolla esa crónica que sólo destaca la violencia así como la respectiva "hidratación de hígados" que se supone realizan los aficionados que acuden al estadio de Pueblo Nuevo.

Molesta además que por entrevistar a 6, 8 ó 10 personas se muestre un panorama totalmente ajeno a nuestra realidad. Es lamentable que teniendo tanta gente, ese periódico (diario El Nacional) envíe a alguien que no tiene la menor idea de lo que representa en este estado el tema fútbol.

Es tanta la adoración y el fervor que la gente adopta por este deporte que la gente lo toma como su mayor distracción, sabiendo además que en ninguna otra parte del país se vive de esta manera (ni siquiera en la ciudad petrolera donde regalan entradas para los partidos y no se llena ese estadio).

Lamentablemente --y que no se me malinterprete por lo que voy a escribir-- allí se entrevista a un señor que funge como líder de una barra. A esa persona la vi muchísimas veces en los camerinos en su máxima expresión etílica luego de los partidos, pues justamente esa persona es una de las referencias de la afición tachirense.

Seguramente ustedes pensarán que estoy escribiendo como aficionada (pueden abonarle un poco eso), pero soy periodista de deportes --especializada justamente en el fútbol-- y desde hace 15 años atiendo estos menesteres balompédicos en donde un grupo de comunicadores (unos muy vejucos, otros más noveles) dan cuenta a través de sus respectivos medios de lo que pasa con la plantilla aurinegra.

Destaca la periodista Laura Helena Castillo sobre la violencia de la afición. Creo que ella piensa que está descubriendo el agua tibia porque de violencia sabemos nosotros y si no rememoremos aquel partido contra Trujillanos en Valera donde se fracturó el Ernesto “El Pinocho” Vargas y los integrantes de los medios de comunicación y el público en general fueron agredidos.

También está el episodio cuando salimos “a punta de piedras” de Acarigua por el año de 1994. Se me viene a la memoria un día cuando ‘Cata’ dirigía al Deportivo Táchira y debimos salir escoltados del Guillermo Soto Rosa de Mérida porque los aficionados nos esperaban con piedras a lo largo de la avenida. Ni qué decir de los disparos en Maracaibo o la tángana en Puerto Ordaz en un partido contra Minervén de El Callao.

Nosotros sabemos de lo que ha hecho nuestra afición, pero no puede aceptarse que porque un aficionado dijo que "es un orgullo el autobús quemado al Caracas FC" tilden de agresivos a todos los tachirenses que acuden al estadio. Pudo haberse buscado otra opinión. Es decir, agudizar el trabajo, pues.

Esa crónica es reiterativa en la palabra ‘miche’, tal vez un silogismo hipotético nos llevaría a que la afición es dichosa. Entonces me gustaría saber cómo han hecho las 40 mil almas que llenan Pueblo Nuevo para poder asistir al estadio "entonados" para su partido. Es decir ¿mis colegas, mis amigos, conocidos, mi familia y yo hemos tenido que pasar previamente por las licorerías para poder ir a fútbol?

Tampoco sabía que era un bochorno para un aficionado de verdad sentarse en la tribuna principal. Pensé inmediatamente en la barra "Los de allí" y el grupo eterno conformado por “El Negro” Muñoz y sus amigotes que van a fútbol en cualquier circunstancia del equipo. Y esto sólo por citar a los dos más cercanos a mí.

En fin. El fútbol en el Táchira comprende juntar o reunir la platica para comprar la entrada, hacer la cacería para conseguirla, comprar y/o tener la camiseta aurinegra (no importa que no sea actual, que no sea original, que esté manchada) para llevarla al estadio; escuchar los programas de radio, llegar temprano al estadio, gritar, conversar, ser feliz y sobre todo, aupar al Deportivo Táchira. Sin embargo, destacar la violencia es más "de pinga" en el diario El Nacional.

Hace poco, un comentarista que transmitía el partido Caracas FC-Deportivo Táchira y se le salía la ‘bilis’ por el empate aurinegro ante los Rojos del Ávila.

Qué terrible es vivir en esta parte del país y con esta fiebre futbolística ¿no?

Qué vaina tan mala tener más de 20 programas de radio dedicados al fútbol…

Qué oprobiosa es la cantidad de comunicadores que se dedican --sólo en San Cristóbal-- al fútbol.

Y qué molestoso es que desde aquí se genere una importante matriz de opinión en este deporte.

Tal vez en Caracas FC no comprendan eso, que el sentimiento por el equipo no es una moda, ni menos un terrorismo mediático, que tenemos una afición maravillosa, noble, consecuente, que nos hace vibrar cuando sueltan el papelillo cada vez que el Deportivo Táchira pisa la cancha. ¡Son cosas que no comprenderán!

Esto me recuerda a ese poema argentino que dice mas o menos: "cómo vas a poder vivir el fútbol si nunca te coleaste para ver a tu equipo, si nunca te sentaron castigado en la banca, si jamás lloraste por una derrota…cómo vas a saber lo que es el fútbol si nunca lo has jugado" y yo sé que no se necesita jugar o haber jugado fútbol para amarlo porque eso es un sentimiento incrustado que se fomenta cada día, que se siente, que se engrandece y que nos hace sentir vivos.

Tomado de www.lasergol.com, Lorena Arraiz

¡¡Ni Violentos, Ni Michosos¡¡
(Lorena Arráiz - OPINIÓN) Este domingo --6 de abril--, el diario El Nacional publicó una página completa sobre la afición negriamarilla. A primera vista me emocioné, pero cuando comencé a leer la nota en cuestión sentí molestia por la manera como se desarrolla esa crónica que sólo destaca la violencia así como la respectiva "hidratación de hígados" que se supone realizan los aficionados que acuden al estadio de Pueblo Nuevo.

Molesta además que por entrevistar a 6, 8 ó 10 personas se muestre un panorama totalmente ajeno a nuestra realidad. Es lamentable que teniendo tanta gente, ese periódico (diario El Nacional) envíe a alguien que no tiene la menor idea de lo que representa en este estado el tema fútbol.

Es tanta la adoración y el fervor que la gente adopta por este deporte que la gente lo toma como su mayor distracción, sabiendo además que en ninguna otra parte del país se vive de esta manera (ni siquiera en la ciudad petrolera donde regalan entradas para los partidos y no se llena ese estadio).

Lamentablemente --y que no se me malinterprete por lo que voy a escribir-- allí se entrevista a un señor que funge como líder de una barra. A esa persona la vi muchísimas veces en los camerinos en su máxima expresión etílica luego de los partidos, pues justamente esa persona es una de las referencias de la afición tachirense.

Seguramente ustedes pensarán que estoy escribiendo como aficionada (pueden abonarle un poco eso), pero soy periodista de deportes --especializada justamente en el fútbol-- y desde hace 15 años atiendo estos menesteres balompédicos en donde un grupo de comunicadores (unos muy vejucos, otros más noveles) dan cuenta a través de sus respectivos medios de lo que pasa con la plantilla aurinegra.

Destaca la periodista Laura Helena Castillo sobre la violencia de la afición. Creo que ella piensa que está descubriendo el agua tibia porque de violencia sabemos nosotros y si no rememoremos aquel partido contra Trujillanos en Valera donde se fracturó el Ernesto “El Pinocho” Vargas y los integrantes de los medios de comunicación y el público en general fueron agredidos.

También está el episodio cuando salimos “a punta de piedras” de Acarigua por el año de 1994. Se me viene a la memoria un día cuando ‘Cata’ dirigía al Deportivo Táchira y debimos salir escoltados del Guillermo Soto Rosa de Mérida porque los aficionados nos esperaban con piedras a lo largo de la avenida. Ni qué decir de los disparos en Maracaibo o la tángana en Puerto Ordaz en un partido contra Minervén de El Callao.

Nosotros sabemos de lo que ha hecho nuestra afición, pero no puede aceptarse que porque un aficionado dijo que "es un orgullo el autobús quemado al Caracas FC" tilden de agresivos a todos los tachirenses que acuden al estadio. Pudo haberse buscado otra opinión. Es decir, agudizar el trabajo, pues.

Esa crónica es reiterativa en la palabra ‘miche’, tal vez un silogismo hipotético nos llevaría a que la afición es dichosa. Entonces me gustaría saber cómo han hecho las 40 mil almas que llenan Pueblo Nuevo para poder asistir al estadio "entonados" para su partido. Es decir ¿mis colegas, mis amigos, conocidos, mi familia y yo hemos tenido que pasar previamente por las licorerías para poder ir a fútbol?

Tampoco sabía que era un bochorno para un aficionado de verdad sentarse en la tribuna principal. Pensé inmediatamente en la barra "Los de allí" y el grupo eterno conformado por “El Negro” Muñoz y sus amigotes que van a fútbol en cualquier circunstancia del equipo. Y esto sólo por citar a los dos más cercanos a mí.

En fin. El fútbol en el Táchira comprende juntar o reunir la platica para comprar la entrada, hacer la cacería para conseguirla, comprar y/o tener la camiseta aurinegra (no importa que no sea actual, que no sea original, que esté manchada) para llevarla al estadio; escuchar los programas de radio, llegar temprano al estadio, gritar, conversar, ser feliz y sobre todo, aupar al Deportivo Táchira. Sin embargo, destacar la violencia es más "de pinga" en el diario El Nacional.

Hace poco, un comentarista que transmitía el partido Caracas FC-Deportivo Táchira y se le salía la ‘bilis’ por el empate aurinegro ante los Rojos del Ávila.

Qué terrible es vivir en esta parte del país y con esta fiebre futbolística ¿no?

Qué vaina tan mala tener más de 20 programas de radio dedicados al fútbol…

Qué oprobiosa es la cantidad de comunicadores que se dedican --sólo en San Cristóbal-- al fútbol.

Y qué molestoso es que desde aquí se genere una importante matriz de opinión en este deporte.

Tal vez en Caracas FC no comprendan eso, que el sentimiento por el equipo no es una moda, ni menos un terrorismo mediático, que tenemos una afición maravillosa, noble, consecuente, que nos hace vibrar cuando sueltan el papelillo cada vez que el Deportivo Táchira pisa la cancha. ¡Son cosas que no comprenderán!

Esto me recuerda a ese poema argentino que dice mas o menos: "cómo vas a poder vivir el fútbol si nunca te coleaste para ver a tu equipo, si nunca te sentaron castigado en la banca, si jamás lloraste por una derrota…cómo vas a saber lo que es el fútbol si nunca lo has jugado" y yo sé que no se necesita jugar o haber jugado fútbol para amarlo porque eso es un sentimiento incrustado que se fomenta cada día, que se siente, que se engrandece y que nos hace sentir vivos.
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